La discusión acerca de la absorción de las tradicionales teorías de la comunicación con los nuevos tratamientos digitales ha roto barreras e ideas en torno a la hibridación de estas mismas. Pensar en la hipermediación es verla a través de los estudios nacidos de la Escuela de Palo Alto hasta la Escuela de Fráncfort, ya que separarla de la etimología de la comunicación es un error para comprenderla en su totalidad en la nueva era digital.
Lo obsoleto de muchas teorías no demerita que muchas otras respalden de forma antológica que la hipermedia pueda ser vista bajo un matiz trascendente y constructivo que, como sufrieron sus antecesores mediáticos, va decayendo con la misma rapidez a una contaminación determinada por la masa ya constituida como usuario.
Hablar de hipermedia es acercarse de cara al hipertexto, ya que, a palabras de Scolari, esta se “aprecia como la solución definitiva a los problemas de la educación y el tratamiento de la información”.
Así pues, referirnos a «leer», «escribir» y «texto» se reconfigura a un nuevo método de interacción donde un individuo es renombrando como usuario dentro de una red digital. Es decir, que en primea instancia los mas media se presentaron ante la masa como un método donde las masas únicamente eran receptoras, manifestándose con la propaganda, la radio, el periódico y la televisión, siendo prontamente reemplazados por ordenadores que ampliaban el campo “interactivo”. A pasos agigantados se han roto barreras y se ha construido un nuevo dominio social digital en el que ya somos más que sencillos espectadores, ahora somos interactuantes, críticos y manipuladores de información dentro de la red: la Internet, misma que nos ha beneficiado en aspectos de creaciones gráficas, videojuegos, imágenes.
Si bien, aquellos beneficios lanzados con un control posteriormente casi abierto a la sociedad digital, ha desarrollado una grave contaminación dentro de la ecología visual y digital. La conservación de una teoría que incluyese de forma efectiva a la hipermedia no ha fallado, inclusive sigue siendo desarrollada y discutida con apoyo de las teorías tradicionalistas. La falla, o contaminación digital, puede verse desde el instante en que la sociedad digital, por ende, al usuario, tergiversa, a base de su “correcta” opinión pública, el desarrollo de un ecosistema virtual cuyo fin es ampliar la naturaleza comunicacional acorde a los avances tecnológicos.
Es muy interesante el tema. Definitivamente “lo digital” ha impuesto su propio paradigma en el ámbito comunicativo, algo que no terminamos de entender cómo funciona ni hacia dónde se mueve con precisión.
Estamos en una época (llamémosle Posmodernidad) de cambios abruptos, la realidad golpea de lleno a la gente que no logra entender el vertiginoso ritmo con que la cotidianidad avanza. Parece que el refugio de la virtualidad da cobijo hacia tanta incertidumbre e incomprensión.
La Comunicación es una disciplina más – no ciencia – embarcada en desentrañar la parte que le corresponde de aquella complejidad que es la realidad tecnológicamente mediada.
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