Hablamos de un posmodernismo que se encarga de ser superficial, de generar consumo y de formar la idílica idea por lo material. En la era de la hiper tecnologización de la sociedad- en que un individuo tiene un celular antes de tener amigos y una página de Facebook antes de conquistar una identidad, empleos absorbentes, lapsos de descansos que en realidad son horas de productividad, la gente se ve apresurada y nada dichosa.
“Jean Baudrillard describió cómo, en la cultura contemporánea, habitamos en un exceso de información, que invade nuestro espacio privado, forzando la extroversión de cualquier inferioridad aniquilando nuestra sensación de vida interior individual.” (Poynor, R.,2004, 99)
El diseño se vuelve obsceno, obsceno de lo visible, de lo demasiado visible, sin ningún secreto, una mera pantalla como centro de intercambio de redes, de influencia.
Dentro de la sociedad posmoderna se plantea el contexto remix, pues pareciera que no hay nada nuevo, que todo este hecho y dado, un punto muerto. Sin embargo, diseñadores como D.R. plantean una innovación grafica bidimensional dentro de la intervención entera de la posmodernidad sugiriendo una estética de ordenador.
D.R Alderete 11 de Septiembre al 3 de Octubre del 2015 Galeria 1988 West, Los Angeles USA
La introducción de tecnología en el Diseño Gráfico trajo consigo la incertidumbre e inestabilidad puesto que dentro del mundo MAC no existen los trabajos plenamente correctos, acabados y definitivos.
La vuelta de hoja es reconsiderada con facilidad, hablamos de trazos que no dejan marca. El mapa de bits era considerado un proceso primitivo, lejos de presentar calidez o vitalidad, cuya concepción depende del ordenador.
Mac marca un suceso importante, el cambio del proceso creativo; de las pautas de Diseño, aumenta el ruido y se convierte en algo complejo y sobrecargado que abruma al espectador.
Se plantea que el ordenador influencia la creación de significado pues la ley no es el orden ahora, es el como se transmite la información. Un mundo flotante posmoderno, donde nada es tangible, un mundo inexistente que aun así se encuentra en todas partes.
Portada para la revista WET , diseñada por April Greiman, 1979.
La superficialidad japonesa, esa belleza sombría de la estética japonesa, tan gélida es la que se adopta dentro de la sociedad tecnologizada, nos remite a Mc Luhan “Todos somos robots cuando utilizamos la tecnología de manera acrítica”. Nos parece atraer lo que no respira, una visión futurista de no humanos, sino cyborg. Un mundo excesivamente tecnologizado, con cuerpos humanos híbridos de partes computarizadas descritas como “mejoras” a la carcasa cansada y defectuosa que tiene el hombre consigo.
En su visionario La rebelión de las masas, de 1930, Ortega y Gasset advertía cómo el comportamiento exigente e irreflexivo del hombre moderno pone en peligro el avance de la ciencia y la conservación de la cultura: indolente para indagar las causas de lo que le circunda, se limita a ser un usuario del sistema y ya no un ser sensible e interrogativo.
No nos gusta mirar a otros humanos, nos reusamos a ser seres sociables, humanos que definitivamente lo son, preferimos sumergirnos en la posmodernidad llena de inconformidades, sin ser sensibles ni interrogativos.
Poynor, R. (2004). No más normas diseño gráfico posmoderno. Editorial Gustavo Gili.
Reseña: Rodríguez Amanda, Vega Paola
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